CORRESPONSAL ITINERANTE

En tránsito por los lugares de siempre

lunes, 16 de marzo de 2009

Métodos desesperados

Iba yo tranquilamente paseando por el Corte Inglés cuando vi anunciado este nuevo producto de belleza de una marca muy conocida. Me sorprendió que con las pintas que llevaba hoy, fruto de un resfriado que te deja pocas ganas de arreglarte, se me acercara la señora que estaba al frente del stand. Ya me imaginaba lo que me iba a decir:

"¡¡¡Zssss, zsssssssss!!!"

Pero no, me ofreció amablemente probar el susodicho producto. ¿Yo? ¿Con mis ojeras, mi pelo despeinado, mi nariz roja y despellajada y congestionada perdida... probar su producto?. Los ojos me chispeaban de emoción... alguien de un stand de belleza se me había dirigido amablemente a MI!!! De modo que como en una nube acepté.

"Pues mira, te limpiamos la piel, porque tienes que lavarla siempre antes de aplicar el producto, te lo pones y después va tu tratamiento diario de hidratante y demás cositas que te eches... y ahora mira tu mano derecha y compárala con la izquierda, ¿no es más suave?"
"... (Si bueno, es que la derecha está todavía pringada con su producto y la izquierda no... ¿no debería esperar a que se seque?) ...sí..."
"Es que es un tratamiento revolucionario que actúa a nivel genético..."
"¿Cómo?"
"Que actúa a nivel genético"
"...erm..."(uy uy qué mal rollo)
"Sí, con los genes"
"Vale, lo que usted diga... nivel genético, sí..."(el botón del pánico, ¿dónde está el botón del pánico?)
"Son 90 euros y..."
"Nivel genético, ya..."(recorrido visual en busca de la salida más cercana)
"Sí, regenera los genes"
"Bueno... creo que tengo que irme. Me llevo este panfletito, ¿vale?"(Lo que me voy a reír en casa cuando se lo cuente a mi chico)

Hasta este punto hemos llegado con la crisis. Ya no saben qué inventar y te quieren meter cremitas milagrosas que "actúan a nivel genético".

Y si fuera verdad, si no fuera por esos 90 euros, yo me la compraba... siempre he querido saber lo que uno siente al transformarse en Hulk... ¡y mientras te tratas las patas de gallo!

martes, 3 de marzo de 2009

Esa simpatía...

Una de las cosas que jamás entenderé es lo miserable que se sienten algunas personas en sus profesiones. O al menos la sensación que me da de que se sienten así.

El otro día fui al médico a una revisión rutinaria. Mira que vas ahí toda resignada, comiéndote el miedo a lo que te vayan a hacer (no, no es agradable que te claven agujas, que te soben en lugares recónditos, que te observen con lupa) y lo primero que ves es un señor que ni te mira a la cara y te dice un hola casi como si fueses su ex-suegra.

Intentas ponerle una sonrisa al asunto, cambiar el ambiente porque si el médico se siente relajado, tú te quedas más tranquila pensando que te va a hacer menos daño. Pero ni con esas. Y le dejas que te introduzca lo que él crea más conveniente por cualquiera de tus orificios corporales, le pones sonrisa, forzada, pero sonrisa. Le dejas que te palpe por donde crea necesario, le pones sonrisa, forzada, pero sonrisa. Te hace preguntas íntimas, le pones sonrisa, forzada, pero sonrisa... y él sigue tan seco como cuando entraste, te trata como ganado y te hace dejar la consulta casi en bragas y con un portazo en las narices.

Vale, está haciendo su trabajo, no tiene por qué tratarte con la dulzura con la que te trata tu abuela pero... ¡¡¡una pizca de compasión!!! ¡Es a mí a quien le están haciendo las perrerías, no a él! ¿Qué puede ser tan sumamente importante y dramático en su vida que no es capaz de devolverte esa sonrisa?

Ains!!!!!